Por norma general los partidos de fútbol suelen durar 90 minutos, o al menos eso dice el reglamento del noble deporte del balompié; hecho que no parece tener muy en cuenta un Betis que visto lo visto en las dos primeras jornadas de liga parece empeñado en regalar los primeros 45.
En el choque ante el Espanyol el Betis de Cúper fue un calco de aquel Betis de Irureta que la pasada campaña deambulaba por el campo con la apatía y la desidia como principales bazas futbolísticas, algo que ni mucho menos en lo que vende este ordenado técnico argentino. De esta forma y con la empanada mental por montera un equipo más que flojo en defensa y con menos mordiente aun en ataque se convirtió en un pelele en manos de un conjunto perico que sin hacer más esfuerzos de los necesarios se marchó al descanso venciendo por dos a cero con sendos tantos de un Luis García empeñado en demostrar el porqué de su internacionalidad.
Esto hasta el descanso con un Betis en el que sólo Caffa y Odonkor aportaron algo de sangre, hasta que Cúper introdujo a Capi, Fernando y Mark González dotando de mas mordiente al equipo, mordiente que tras varias ocasiones erradas por Odonkor se hizo visible en un minuto mágico, justo lo que tardaron Fernando y Sobis en empatar un partido de esos extraños y que sólo juega el Betis.
Dos a dos en un partido que de no ser por Ricardo ya hubiese discurrido con el cero a tres, y dos a dos porque al nefasto colegiado (Aiza Gámez) le dio por pitar, sino de tres puntos estaríamos hablando; y es que señores para bien o para mal, este es el Betis.